Angels

jueves, 29 de septiembre de 2011

PIEDRAS

Si alguien pone piedras en tu camino...


¡intenta construir algo bonito con ella!

2 "Me encantan tus ojos"

  -Rosalie Standford, siéntese en esa silla ahora mismo – dijo muy seria.
  -Hola, mamá – contesté haciendo lo que me decía.
  -¿Sabes que hora es? – preguntó.
  -Pero es que yo... – empecé a decir.
  -No hay peros que valgan. Es la una de la madrugada – dijo con tono cortante.
  -Sí, pero yo... – intenté decir otra vez.
  -Una semana sin salir y a tu habitación ahora mismo.
  -Sí, mamá – contesté.
Me levanté y subí a mi habitación. Me puse el pijama y saqué la chaqueta de Daniel del bolso. La colgué en el armario con toda mi ropa.
Cogí el portátil y me senté en la cama.
Al final no había sido tan malo. Seguía teniendo mi Black Berry, y mi portátil. Sólo una semana sin salir; podría soportarlo.
Abrí el correo y agregué a Daniel.
Miré los correos que tenía y cuando iba a apagar el ordenador, alguien me habló por chat.
<<Dani dice:
¡Hola!
   Rose dice:
Hola. Tengo tu chaqueta.
   Daniel dice:
Ya, no importa, ya me la darás.
   Rose dice:
Sí, sólo tengo un problema.
   Dani dice:
¿Qué pasa?
   Rose dice:
Mmm... una semana sin salir de casa.
   Dani dice:
Oh, oh. Si que tienes un problema.
   Rose dice:
Bueno, al menos no me han dejado sin ordenador. :)
   Dani dice:
Algo es algo. Jejeje.
   Rose dice:
Sí, es verdad. Bueno, Dani, ¿qué te cuentas?
   Dani dice:
Estoy deseando verte otra vez. >>

Yo también, pensé. Pero no llegué a escribirlo.

<<Rose dice:
¿De veras?
   Dani dice:
Sí, eres bastante interesante.
   Rose dice:
¿Con que interesante, eh? ¿Vas a escribir sobre mí en el periódico o qué?
   Dani dice:
No me refería a eso. Eres guapa, lista, pelo castaño, ojos verdes... :)
   Rose dice:
Ah, ya, eso
   Dani dice:
Por cierto, me encantan tus ojos. >>

Tardé un momento en responder a eso.
Pensé en sus ojos azules, del color del mar y suspiré.

<<Rose dice:
Y a mí los tuyos.
   Dani dice:
Gracias, Rose.
   Rose dice:
De nada>>

 -¡Rosalie! ¡A dormir ahora mismo! - gritó mi madre desde el otro lado de la puerta.
  -¡Ya voy, mamá! – contesté.

<<Rose dice:
Tengo otro problema
   Dani dice:
La chica problemática, jajaja. ¿Qué ocurre esta vez?
   Rose dice:
Hay un sargento al otro lado de mi puerta dispuesto a tirar la pared abajo si hace falta para que me acueste.
   Dani dice:
Eso si que es un problema.
   Rose dice:
Lo sé, pero… ¡qué se le va a hacer! :)
   Dani dice:
Buenas noches.
   Rose dice:
¡Nos vemos!
   Dani dice:
¡Dulces sueños!>>

Y se desconectó.
Apagué el ordenador y me tumbé sobre las sábanas. Hacía demasiado calor como para taparme.
Y, sí, tuve dulces sueños.

<< Volaba junto a mi padre, él me llevaba de la mano. Pero, de repente, se desvaneció en el aire y yo me quedé sola.
Estuve esperando y, entonces, vi que una figura se acercaba hacia mí; pero sus ojos no eran verdes, como los de mi padre, sino verdes.
Era Daniel quien venía hacia mí y se paraba a mi lado.
Entonces, me cogía la mano y, poco a poco su rostro se acercaba al mío y… >>
   
  -¡Rosalie! – gritó mi madre desde el piso de abajo - ¡Baja aquí ahora mismo!
Miré el reloj de la mesilla: las once y media.
  -¡Ya voy! – me levanté y bajé corriendo a la cocina.
Me encontré a mi madre e el centro de la habitación con los brazos en jarras.
  -¿Qué pasa, mamá? – pregunté frotándome los ojos.
  -Nada, sólo hay un chico en la puerta de mi casa que dice ser amigo tuyo – contestó – pero, que yo no había visto nunca por aquí.
  -Iré a ver quien es.
Accedió y me dirigí a la puerta de la entrada.
¿Quién podía ser? Mi madre conocía a todos mis amigos, excepto a… ¡No! ¡No podía ser!
Me di cuenta de las pintas que llevaba cuando ya había abierto la puerta. Subí la mirada y me encontré con los mismos ojos azules de mi sueño.
  -Eh… hola – dije tímidamente.
  -Hola, Rose – dijo Daniel.
  -¿Qué haces aquí? – pregunté mientras me retiraba los mechones de pelo que me caían por la cara.
   -Esto… tienes mi chaqueta, ¿recuerdas?
  -Oh, claro, pasa – dije retirándome de la entrada – Espera un momento, ahora mismo te la bajo.
  -Vale – contestó Daniel entrando en el salón.
Subí a mi habitación y cogí la chaqueta.
Antes de bajar, entré n el baño y me peiné un poco. Cuando bajé las escaleras me encontré con la furiosa mirada de mi madre que, por supuesto, se había fijado en la chaqueta que llevaba en la mano.
  -Ahora te lo explico – dije rápidamente y salí pitando hacia el salón.
Daniel estaba al lado del piano que mis padres me compraron cuando iba a clases de música.
Nunca llegué a acabar todos los cursos, pero sabía tocar algunas canciones.
  -¿Te gusta? – pregunté.
  -¿Qué? – dijo sobresaltado – Ah, si,… ¿sabes tocar?
  -Bueno, sólo algunas canciones – respondí - ¿Y tú?
  -Lo toco desde los seis años – dijo sonriente.
  -Ah - ¿desde los seis años? – aquí tienes tu chaqueta. Gracias por dejármela – dije entregándosela.
  -De nada – respondió él.
  -Bueno, ya hablaremos – dije.
  -Esto… sí, claro.
  -¿Me das tu número? Por ahora no me ha castigado sin ordenador y sin móvil, pero no dudo que ocurra en breve.
  -Sí, déjame tú móvil.
  -Sí, y tú el tuyo – dije.
Le di mi Black Berry negra y él me dio una blanca.
Los dos sonreímos.
Escribí mi número y él me escribió a mí el suyo.
Nos volvimos a cambiar los teléfonos y le acompañé hasta la puerta.
  -Hasta otra – dijo él.
  -Adiós, Dani.
Cerré la puerta y suspiré porque ya sabía lo que me esperaba ahora.
  -¿Y bien? – preguntó mi madre.
  -Sólo es un amigo – contesté.
  -Sí, ya. Yeso explica lo da la chaqueta, ¿no?
  -Verás, es que tenía frío y él… me la dejó – y era cierto.
  -Estabas con él, ¿verdad?
  -¿Qué? – dije asombrada.
  -Ayer por la noche, – contestó ella - ¿estabas con él?
  -¿Y eso qué más…? – comencé a decir.
  -¿Sí o no? – casi chilló.
  -¡Sí! – grité - ¿Y qué? ¡Es mi amigo!
  -¿Qué pasa? – era la vocecilla de Soffie. Estaba en el primer escalón con su peluche favorito en brazos.
  -No pasa nada, Soffie – dije con voz suave.
Me acerqué a ella y la cogí en brazos.
  -Ven, vamos a vestirnos.
Llegamos a su habitación y abrí el armario.
Saqué un vestido rojo con florecitas blancas y se lo puse.
Fuimos al baño y le recogí el pelo en dos coletitas.
  -Estás guapísima – dije sonriendo.
  -¿y tú por que no te vistes? – preguntó.
  -Ahora voy, - respondí - ¿me acompañas?
  -Sí – contestó Soffie.
Llegamos a mi habitación y senté a mi hermana en la cama.
Saqué una falda negra y una camiseta amarilla de tirantes del armario.
Entré corriendo en el baño y me di una ducha rápida.
Me vestí y volví a l habitación.
Soffie seguía exactamente en el mismo sitio en el que la había dejado, sentada sobre mi cama.
  -¡Estás muy guapa! – dijo mirando mi ropa.
  -Gracias, pero no tanto como tú.
Volví a abrir el armario y saqué unas Victoria del mismo color que la camiseta.
  -Espera aquí – le dije a mi hermana.
Corrí a mi habitación y saqué del armario un par de manoletinas blancas.
Volví a mi habitación y, después de ponerme mis zapatos, le puse a Soffie las manoletinas.
  -Ahora sí que estás guapa – dije.
  -Gracias – contestó con un hilo de voz.
La cogí en brazos y bajamos corriendo las escaleras.
  -Mamá – dije – vamos a por el pan.
Comprobé que llevaba las llaves, el dinero y, por supuesto, la Black Berry en el bolsillo.
Bajé a mi hermana al suelo y la cogí de la mano.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

PONTE EN SU LUGAR

Antes de criticar a alguien
deberías ponerte en su lugar 
y andar un kilómetro con sus zapatos.
Así, cuando le critiques,
estarás a un kilómetro y tendrás sus zapatos.

martes, 27 de septiembre de 2011

BESOS

-Toma, tu regalo
-¿Me regalas una caja vacía?
-No está vacía, mira bien
-Yo no veo nada dentro
-Cada vez que me pasaba algo bueno, ponía un beso dentro de esta caja.
Pero para verlos, debes mirar con el corazón




domingo, 25 de septiembre de 2011

IMAGINE - JOHN LENNON

Imagine there's no heaven
It's easy if you try
No hell below us
Above us only sky
 

Imagine all the people
Living for today...
 

Imagine there's no countries
It isn't hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion too
 

Imagine all the people
Living life in peace...

You may say I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will be as one

Imagine no possessions
I wonder if you can
No need for greed or hunger
A brotherhood of man
 

Imagine all the people
Sharing all the world...

You may say I'm a dreamer
But I'm not the only one
I hope someday you'll join us
And the world will be as one

sábado, 24 de septiembre de 2011

IMPOSSIBLE IS NOTHING

Imposible es sólo una gran palabra
utilizada por hombres débiles
que encuentran más fácil vivir en el mundo que se les ha sido dado 
que explorar el poder que tienen para cambiarlo.
Imposible no es un hecho, es una opinión.
Imposible no es una declaración, es un reto.
Imposible es potencial, imposible es transitorio.

IMPOSSIBLE IS NOTHING

viernes, 23 de septiembre de 2011

GLADIATOR


-Cómodo: ¿Por qué el héroe no se descubre y nos revela su nombre?, ¿tendrás un nombre?                              
-Máximo: Mi nombre es gladiador.      
-Cómodo: ¿Como osas darme la espalda?, esclavo, te ordeno que te descubras y me digas tu nombre.     
-Máximo: Me llamo Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del norte, general de las legiones Félix, fiel servidor del verdadero emperador Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra.

BELLEZA

 Aunque le arranques todos sus pétalos, 
nunca quitarás su belleza a una flor

jueves, 22 de septiembre de 2011

1 Libertad = volar = sueño

Estuve un rato observando como las olas rompían contra las rocas del puerto.
Luego me tumbé boca arriba y contemplé un cielo sin lunas repleto de estrellas.
Estaba a punto de marcharse, pero cuando me incorporé noté que alguien se sentaba a mi lado.
Me giré y descubrí a un chico moreno con los ojos del color del mar.
  -Hola. – dijo – Me llamo Daniel.
  -Hola. – contesté – Yo soy Rosalie, pero me puedes llamar Rose.
  -¿Qué haces aquí sola a estas horas? – preguntó.
  -Bueno, salí a dar una vuelta con unos amigos y cuando ellos se fueron… bueno, me quedé aquí sentada. – expliqué - ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
  - Verás, no tenía sueño, así que hice una pequeña escarpada nocturna – respondió él.
  -No recuerdo haberte visto por aquí últimamente. – comenté.
Porque si hubiera sido así me acordaría, pensé para mis adentros.
  -Vivo a las afueras.
Hobo un momento de silencio y los dos nos quedamos mirando el horizonte.
  -Es precioso, ¿verdad? - se me ocurrió preguntar.
  -Si, es precioso, inmenso, grandioso, hermoso, especial,… es el océano. – dijo suspirando.
  -De niña, me pasaba las horas muertas aquí con mi padre. – le conté a Daniel – Él me cotaba historias sobre el mar y leyendas sobre las constelaciones. Ahora no suelo venir mucho por aquí. – dije conteniendo las lágrimas – Desde que mi padre se fue.
  - ¿Dónde se fue tu padre? – preguntó.
  -Él murió hace dos años. – mis ojos se inundaron de lágrimas.
  -Oh, lo… lo siento mucho. – de disculpó – Tenía que haberme callado. Lo siento. – volvió a decir.
  - No importa, – dije secándome las lágrimas – ya va siendo hora de que me acostumbre.
Se acercó un poco más y posó su mano sobre la mía.
Tenía la piel muy cálida, al contrario que la mía. Daniel se dio cuenta y susurró:
  -Está helada.
Se quitó la chaqueta y la puso sobre mis hombros.
No me vino nada mal, ya que llevaba un vestido de tirantes.
  -Gracias – dije dedicándole una sonrisa.
Me la devolvió guiñándome un ojo.
Entonces puso las manos sobre sus rodillas y pude ver que n la derecha llevaba un objeto metálico.
  -¿Qué es eso? – pregunté señalándolo.
  -Oh, esto… es una armónica. – contestó alzando la mano.
  -¿Sabes tocar? – pregunté.
  -Si, bueno, sólo un par de canciones.
  -Toca algo. – le pedí.
  - Esto… - dijo algo confuso – vale, pero no te esperes nada.
Le sonreí y él comenzó a tocar.
Era una melodía lenta, pero era muy bonita.
Durante lo que duró la canción, me tumbé otra vez y contemplé el cielo, pensé que mi padre estaba allí arriba, mirándome, pensando en mí igual que yo pensaba en él.
Cuando Daniel acabó de tocar se tumbó junto a mí.
  -¡Guau! – Eres bueno, Daniel.
  -Dani. – dijo con tono cortante – llámame Dani.
  -Vale, eres realmente bueno Dani – y era cierto, tocaba genial.
  -Gracias, Rose. – respondió.
Hobo otro rato de silencio y esta vez fue él quien lo rompió.
  -A veces, - comenzó - desearía poder estar allí arriba, volando junto a los pájaros y sentirme…
  -…libre. – continué yo – Sentir que eres libre de hacer lo que quieras, dejar que el viento arrastre tu cuerpo entre las nubes y poder ver las estrellas un poco más cerca, hablar con la luna, y decirle que gracias a ella para ti no existe la oscuridad sólo la luz y que si necesitas hablar con alguien, ella siempre está allí, aunque a veces no puedas verla.
  - Vaya – comentó Dani algo asombrado por mi “discurso” - ¿Cuántos años tienes, Rose?
  -¿Qué? - ¿a qué venía eso ahora? – 17, ¿por qué?
  - Curiosidad. – dijo sonriendo.
  -Vamos, ¿qué te pasa? ¿Cuántos tienes tú?
  - 19 – contestó con otra sonrisa.
  -¿Qué ocurre? ¿Tanta gracia tiene?
  -Es que sólo tienes 17 años y… - comenzó a explicar - ¿en serio quieres volar? – preguntó cambiando de tema de repente.
Asentí tímidamente y él volvió a sonreír.
  -Ya, querer volar es una tontería – comenté
  -No, en realidad, – explicó - querer volar es un sueño. De hecho, yo también quiero volar.
<<Piiiiiii>>, la alarma del reloj marcó la una.
  -¡Oh! – exclamé mirando el reloj – Es la una de la madrugada. Debería estar en casa hace una hora y media.
  -Vamos, - dijo Dani levantándose – te acompañaré.
Me tendió la meno para ayudar a levantarme y yo se la cogí.
Me sacudí el vestido color celeste para quitarme la arena y comenzamos a andar hacia mi casa.
Fuimos todo el camino en silencio.
Cuando llegamos, me detuve delante de la puerta.
  -¿Te veré por aquí? – pregunté.
  -Eso espero – contestó sonriente – Esto… ¿me des tu correo?
  -Sí, claro, dame el tuyo y te agrego yo también.
Cogí un papel del bolso y escribí mi correo:


Rose ­_love@hotmail.com



Le di otro papel y él me escribió el suyo:


     Daniangel@hotmail.com



Cuando leí el trozo de papel que me entregó me fijé en que su caligrafía era perfecta, al contrario que la mía.
Le di el mío y, en silencio, abrí la puerta de mi casa.
  -Nos vemos. – me dijo.
  -Adiós, Dani. – me despedí.
Se dio la vuelta y comenzó a andar por la calle hacia la derecha.
Le observé hasta que dobló la esquina y entonces me di cuenta de que llevaba puesta su chaqueta de cuero negra.
¡Mierda! Me la quité rápidamente y la metí en al bolso.
Como la viese mi madre…
Me quité los tacones y entré de puntillas en casa, pero cuando iba a subir las escaleras, mi madre encendió la luz del salón.
                           

PRÓLOGO


 Y ahí estaba yo.
Sentada en la arena de la playa, a las doce de la noche, el jueves 23 de julio.
Intentando no pensar en la bronca que me caería al llegar a mi casa.
Mirando al cielo, en busca de una estrella fugaz que me permitiera pedir un deseo.
Pensando en el deseo que pediría si veía una estrella fugaz surcar el firmamento.
Hola, soy Rosalie Standford, pero prefiero que me llamen Rose. Tengo 17 años, odio a mi madre y tengo una hermanita de 5 años.                     
Lo que vais a leer a continuación es mi historia.
Y, por cierto, ya he pensado en un deseo: enamorarme, y, sinceramente, espero que sea pronto.